El jardín del sueño
Trapecios en la curva
del aire
despidiendo mi vuelo,
diplomándolo.
Las patas de paloma
son pequeños corales,
sus ojos vacíos
como un instante de vértigo,
como chispas que escapan
de brasas todavía ardientes.
Escalinata del árbol:
en tu copa confirmo
octavas musicales.
Y los troncos dorados
como rocas
retiradas del espanto
que recuerdan el amanecer
en el desierto.
Miríadas de sables la mirada
del muerto
del que no amó la góndola
del cuerpo
del que dijo hasta luego
y era etéreo
del que sacó jazmines
del jardín del sueño
y repitió la toma
de película anónima,
gesto arquetípico-típico
de suburbio onírico:
arrancaba jazmines para ella
en Edimburgo, antes,
y en Cracovia, hace apenas un siglo.
Nunca dejó de hacerlo
ese rol siempre estuvo
cubierto
esa escena no se detiene
nunca:
una seriada del gesto
en un jardín virtual
y eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario