August Rodin
Clones del que era
Compartíamos el mismo
par de zapatos.
Creo que también
el mismo espacio
áureo.
Salían golondrinas
de los ojos abismados
Una vibración delicada
y única
era la precisión
del encuentro.
Génesis , decía yo,
la misma génesis.
anónimo
Ardiente y maravillada
el alma sobrevolaba
mundos olvidados
y cruzaba un puente
milenario
lleno de éter,
frecuencia ondulante
donde estar presente.
Tanta mirada para
ser uno
August Rodin
Un viento enrarecido
alteró los circuitos
y una garra oscura
comenzó a socavar.
Y ése que era
uno conmigo
se multiplicó
como una cadena
de espejos
donde aparecieron
clones del que era.
Y entonces mi amado
fué
una camada de lobos
al acecho
arrancando pedazos
a lo íntegro.
Enalbando un desierto
escuché su voz primera,
ésa que habla sólo
en el Principio.
Y esa promesa sostuvo
el abismo mismo
en vilo
el alma alineada
en secuencia póstuma
siempre más allá
de sí misma
de lo encarnado
carnada de otra alma
sedienta
acoplándose en el misterio
August Rodin
de transfigurarse.
No se sostuvo el infinito
abrazo resguardado,
y fueron activándose
las más antiguas masacres,
los atentados,
como si una fuerza
contraria
llevara todo
August Rodin
a tiempos arcaicos
a estadios primitivos.
Y así él,el que amaba,
el sublime,
fué un chacal en la sombra.
El alma fué quebrada
inconfesables veces,
y una lucidez extrema
obligada a discernir
la paja del trigo.